La Importancia de Definir los Porcentajes de ARL para los Cargos y no para los Empleados
Por Mauricio Jaramillo Montoya
En el ámbito corporativo y laboral, uno de los aspectos clave para garantizar la seguridad y el bienestar de los empleados es la correcta asignación de los porcentajes de la Aseguradora de Riesgos Laborales (ARL). Sin embargo, es fundamental entender que estos porcentajes no deben asignarse a los empleados de manera individual, sino a los cargos o puestos que ocupan dentro de la organización. Esta distinción puede parecer sutil, pero tiene implicaciones importantes tanto para la gestión de riesgos como para la estructura organizacional.
1. Definición clara de los riesgos por cargo
Cada puesto de trabajo conlleva riesgos inherentes, que pueden variar dependiendo de la naturaleza del trabajo realizado. Por ejemplo, un operario en una planta industrial tiene riesgos diferentes a los de un analista en una oficina. Al asignar los porcentajes de ARL a los cargos, la empresa asegura que los riesgos sean evaluados objetivamente de acuerdo con las tareas específicas que se desempeñan, no de acuerdo con la persona que ocupa el puesto.
Asignar los porcentajes de ARL según el cargo permite una clasificación precisa de los riesgos, mejorando la evaluación de las coberturas y evitando la sobrecarga administrativa de asignar este porcentaje a cada empleado individualmente, lo que podría generar inconsistencias en los cálculos y en la asignación de beneficios.
2. Optimización en la gestión administrativa
Definir los porcentajes de ARL por cargo simplifica enormemente los procesos administrativos y evita errores de cálculo. A medida que los empleados cambian de puesto dentro de la organización, el porcentaje de ARL se ajusta de acuerdo con el nuevo cargo que desempeñan, no con su historial personal. Esto también permite una implementación más eficiente y clara de las políticas de seguridad y salud laboral.
3. Beneficios para la empresa y los empleados
Desde el punto de vista de la empresa, al basarse en los cargos y no en los empleados, se puede prever con mayor precisión los costos de la ARL. De esta manera, se optimizan los recursos destinados a la prevención y cobertura de riesgos laborales, ajustándose de forma más efectiva a la realidad de los puestos de trabajo.
Para los empleados, este enfoque también ofrece claridad. Saben que la cobertura de ARL está directamente relacionada con el tipo de trabajo que desempeñan, lo que garantiza que los riesgos asociados a su cargo estén cubiertos de manera adecuada, sin depender de factores personales o cambiantes.
4. Promoción de una cultura de seguridad
Finalmente, asignar los porcentajes de ARL a los cargos, en lugar de a los empleados, fortalece la cultura de seguridad laboral. Permite que la empresa enfoque sus esfuerzos preventivos de manera específica a los riesgos asociados con cada cargo, asegurando que se tomen las medidas correctas en términos de capacitación, protocolos de seguridad y provisión de equipos adecuados.
En conclusión, definir los porcentajes de ARL según los cargos y no los empleados es un enfoque más eficiente, equitativo y alineado con las normativas laborales. Facilita la administración de los riesgos laborales, mejora la transparencia y contribuye al bienestar general de la fuerza laboral. Este modelo no solo optimiza los costos, sino que también fortalece la cultura de seguridad dentro de la empresa, garantizando que cada empleado esté cubierto de acuerdo con las necesidades de su puesto de trabajo.
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